Ser son. Monica Mura
Esta exposición forma parte del proyecto Activar a mirada. Des-ordenar o pensamento en el que participan, a lo largo del curso 2021-22, las artistas Isabel Flores, Monica Mura, Basilisa Fiestras y Mar Ramón Soriano y que supone un nuevo ciclo expositivo para la sala, perteneciente a la Universidad de Vigo. Este proyecto busca poner de relieve la creación contemporánea realizada por mujeres desde una perspectiva diversa, crítica y reflexiva.
Ser son es un proyecto expositivo y de performance en el que Monica Mura evidencia la transcendencia cultural de las máscaras de carnaval de la provincia de Ourense a partir de la composición de un paisaje sonoro resignificado en el lenguaje contemporáneo, relacionando los diferentes personajes del entroido a través del leitmotiv del uso de las campanas en los trajes tradicionales. Campanillas, cascabeles, cencerros, chocallas, chocallos, axóuxeres, chocas, chocos, esquilas… son algunos de los elementos que componen la instalación, otorgando a cada máscara una cuerda dorada. En diálogo directo con cada una de las asociaciones o prestadores, Monica Mura ha realizado una interesante investigación de campo con la que recopilar datos sobre los materiales, tamaños, lugar de fabricación, tipos de campanas empleadas y personas que visten dichas máscaras. Algunas de las conclusiones obtenidas han sido la paulatina pérdida de fabricación artesanal-local de las campanas, así como la conversión hacia prácticas más igualitarias que comenzaron a tomar forma al retomar su actividad tras el fin de la dictadura.
Eliminando el impacto visual de las máscaras para centrarse en su registro sonoro, Monica Mura traslada al espacio expositivo la musicalidad identitaria de cada lugar. Habilita así una obra donde la evocación del exterior y del ambiente festivo se adivinan en la menuda intimidad de la sala, reforzadas por la sutil gradación de dorados que conforman las cuerdas con sus correspondientes campanas. A partir de ahí, se fija en el cuerpo, en todos los cuerpos, como impulsores del folclore y emplea el suyo como vehículo para aglutinar sus voces. Cuando activa los elementos que componen la pieza y comienzan a sonar los cencerros, chocallas, esquilas, chocos… se produce una especie de exorcismo en nuestra percepción, un acto performativo plagado de sufrimiento y deleite. Si cerramos los ojos, seguimos percibiendo las tensiones, los ritmos y las pausas, las vibraciones de un ritual en el que ensayo e improvisación abrazan sus diferencias. El sonido del entroido, siendo ahora otro al activarlo desde el prisma de la creación contemporánea, mantiene la sospecha de su esencia.