Todo o que herdamos

    ¿De qué modo la herencia sociocultural repercute en nuestras decisiones y vivencias actuales? ¿Cómo se comporta el ser humano ante la historia del desastre? ¿Cuáles son las heridas del conflicto? ¿Son las violencias cotidianas una extensión de la guerra?

    Estas son algunas de las preguntas a través de las cuales se configura la exposición Todo o que herdamos, articulada a modo de diálogo con la obra de Travis y Erin Wilkerson, artistas a quienes se dedicó una retrospectiva en el marco de Intersección. Festival Internacional de Cine de A Coruña.

    La selección de artistas corresponde a una generación de creadores y creadoras gallegas que han iniciado recientemente sus trayectorias. Con edades comprendidas entre los 23 y los 33 años, sus discursos, sin embargo, ya han comenzado a tornarse tan sólidos como interesantes. Entre sus preocupaciones se encuentran la lucha contra la opresión, la disidencia, los miedos, las dinámicas del desamparo y la desigualdad. También se adivina una actitud crítica hacia el pasado más reciente de nuestra historia, cercado no solo por sus propios procesos bélicos y dictadura sino también por la influencia de lo que estaba aconteciendo en Europa.

    Esta muestra, al igual que el trabajo conjunto de Travis y Erin Wilkerson realizado a través del colectivo Creative Agitation, ejemplifica la capacidad del arte para sostener un espacio de crítica y agitación cultural, reaccionando mediante lo visual ante las múltiples tensiones que coexisten en la sociedad contemporánea.

    Con la convicción de que mirar a la historia es la manera de superar la asfixia del presente, el arte abandera la recuperación de la memoria en las propuestas de Catara Rego y Rebeca Lar. Desde la documentación fotográfica y audiovisual, Catara Rego revela la huella de la actividad nazi de la Galicia de posguerra, mostrando los diferentes espacios explotados por la industria bélica alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a la supuesta neutralidad de España en el conflicto, el territorio gallego desempeñó un papel clave como proveedor de wolframio y como escenario de múltiples redes de espionaje y contrabando. Las huellas del pasado no desaparecen; solo se ocultan bajo capas y tentativas de olvido promovidas por determinados intereses políticos. Frente a ello, otras miradas desempolvan el recuerdo para devolverle su dignidad. Es el caso de Rebeca Lar con la serie Non nos escoitarán cantar, donde el tejido y el texto funcionan como un proyectil de advertencia sobre las condenas sufridas durante la guerra civil y el régimen franquista, atendiendo a los microrelatos familiares que quedaron interrumpidos.

    Otras narraciones se adentran en las formas de violencia que atraviesan la vida cotidiana, disimuladas bajo conductas disruptivas que se entretejen en las relaciones. Con Absurd light, Manuel Mata pone el foco en la figura del outsider en Nueva York. A partir de una combinación de texto y fotografía, profundiza en cuestiones como la inmigración, la identidad o la no pertenencia a un determinado ecosistema social, ahondando en un paisaje emocional marcado por la soledad y la fragilidad. Algo similar sucede con los dibujos de Alejandra Pardo, que despliegan una vibrante sensación de desprotección acentuada por el gran formato, el uso del carbón y el manejo del claroscuro. Sus ciudades, de apariencia inofensiva, evocan el temor latente ante la oscuridad de la noche, donde el espacio público se convierte a menudo en escenario de vulnerabilidad y perpetuación de la violencia sexual. Por su lado, la pintura de Alberto Ovejero comunica un dolor desgarrado. En algún lugar debajo de la carne se presenta como un ángel sufriente, arrodillado y de gesto torcido, que emerge de las llamas para continuar retando, con su mirada, a quienes busquen recrearse en la desgracia.

    Estas imágenes manifiestan el reflejo de la catarsis, posicionándonos ante una percepción del mundo que, lejos de ser idílica, ofrece una realidad doliente a la que es necesario enfrentar. En el contexto actual, un mundo ardiente y profanado por las más diversas crisis, el arte puede erigirse a modo de grito de resistencia y vida. Así, la creación funciona como un gesto de rebeldía pero, sobre todo, como una invitación a la reflexión.

    SD

    Sara Donoso Calvo

  1. Desarrollo web: Valentín Barros

    Obra: Juan Carlos Meana. “...Y comimos todos del mismo plato”, 2019. Produce: Artium/Artepan

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